La COP16 sobre biodiversidad tiene un significado especial en Colombia, donde el llamado a hacer las paces con la naturaleza adquiere una relevancia única en la lucha contra el tráfico de especies silvestres. Este desafío nacional, especialmente visible en la región del Valle del Cauca, incluye la domesticación ilegal de animales salvajes como mascotas, entre ellos aves, monos e iguanas.
En ciudades como Bogotá y Cali, las autoridades centran sus esfuerzos en las terminales de autobuses, puntos clave para las operaciones de tráfico. Sin embargo, el problema va más allá del comercio ilegal de animales vivos e incluye prácticas culturales y alimenticias, como el consumo de carne o huevos de especies protegidas, particularmente tortugas e iguanas, muy demandadas durante celebraciones familiares. En los mercados, no es raro encontrar cráneos, dientes de jaguares o pumas, y plumas de guacamayas, incluso en zonas verdes cercanas a eventos como la COP.
La situación es alarmante: en Colombia, al igual que en Francia, los ecosistemas y las especies silvestres enfrentan una presión creciente. Cerca de 54 especies están en peligro debido a los delitos ambientales. Para enfrentar este problema, equipos especializados han adoptado métodos similares a los utilizados contra el tráfico de drogas: infiltraciones, interceptaciones, decomisos y operaciones coordinadas.
En 2023, la unidad de investigación sobre especies silvestres de Colombia rescató un promedio de tres animales traficados por hora, alcanzando un total impresionante de 28,025 en el año. Estos animales son atendidos posteriormente en instalaciones especializadas como el Zoológico de Cali y el Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre de la ciudad, que reciben alrededor de 250 animales en estado crítico cada mes.
Cada año, más de 40,000 animales silvestres pasan por los centros de cuidado, con el objetivo primordial de devolverlos a su hábitat natural. Estas acciones reflejan el compromiso creciente de reconciliar a la humanidad con la naturaleza, una misión esencial para proteger la biodiversidad y combatir los delitos ambientales.
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