Hace dos años, el Ayuntamiento de París aprobó el informe de la misión de información y evaluación «París a 50°C», de la que tuve el honor de ser ponente y que estuvo presidida por Alexandre Florentin. Este trabajo no era ni una proyección alarmista ni un estudio teórico desconectado de la realidad. Era una señal de alarma, una lúcida brújula política frente a lo evidente: 50°C en París no es una ficción lejana, sino una trayectoria posible si no se hace nada.

Esta cifra es mucho más que un dato meteorológico: exige un cambio profundo en la forma de planificar nuestras ciudades, organizar la solidaridad y replantear nuestros modos de gobernanza. París, como tantas otras ciudades del mundo, se enfrenta ya a la necesidad urgente de actuar, porque el calentamiento global es una realidad tangible, no un peligro abstracto.

A un año de las elecciones municipales de 2026, Alexandre Florentin y yo hacemos un llamamiento claro: la adaptación al cambio climático debe convertirse en una prioridad política de primer orden para cada ciudad, cada distrito y cada ciudadano. Esta cuestión no puede seguir relegada a un segundo plano. Debe estar en el centro de los debates y proyectos municipales, porque la resiliencia de nuestros territorios depende de las decisiones locales.

Esta reflexión adquiere especial resonancia en el contexto del Año de Brasil en Francia, el 10º aniversario del Acuerdo de París y la proximidad de la próxima COP en Bélem. Tuve la oportunidad de hablar con Alexandre Florentin, así como con Txai Surui, activista indígena y representante del pueblo Paiter Surui, y Thiago Karai Djekupe, representante del pueblo Guaraní. Juntos, durante un debate titulado «Aquí y allá, la misma lucha», moderado por Hervé Naillon, compartimos una convicción común: la lucha por el equilibrio climático no conoce fronteras.

Como nos recordó con fuerza Txai Surui:

«Sin pueblos indígenas, no puede haber equilibrio climático».

Esta frase no puede ser más obvia. Sus conocimientos, su relación con la tierra y su visión del mundo son esenciales para preservar los ecosistemas y construir estrategias de adaptación eficaces, ya sea en la Amazonia o en la región de París.

El clima no esperará, y nosotros tampoco. Nuestro artículo en Le Monde, firmado con Alexandre Florentin, es un llamamiento a la acción colectiva: la adaptación al clima debe convertirse en la piedra angular de las políticas municipales del mañana.

Tenemos que actuar hoy para garantizar que París y todas nuestras ciudades sigan siendo habitables mañana.

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