En el corazón de los desafíos de conservación, surge una iniciativa prometedora, y tengo el privilegio de formar parte de ella. En el Bioparc, junto al Ministro Christophe Béchu y la diputada Laetitia Saint Paul, he decidido comprometerme en la preservación de una de las criaturas más majestuosas de nuestro planeta: la jirafa.

Emblemas del Bioparc, las jirafas comparten este hermoso espacio con las cebras de Grévy. El Bioparc apoya activamente la protección de las últimas jirafas del África Occidental, presentes en Níger, en colaboración con la Asociación para la Conservación de las Jirafas de Níger. Esta población única de jirafas es la única que ha visto aumentar su número gracias a los esfuerzos de conservación realizados en el terreno en cooperación con las comunidades locales.

Un ejemplo conmovedor de este éxito es el nacimiento de una nueva cría de jirafa. Este pequeño macho, llamado Kirsi, diminutivo de Kirsimeti que significa Navidad en hausa, es la quinta cría nacida este año en el parque, estableciendo un récord en Francia y en el zoológico. Con un grupo de 11 individuos, el parque alberga ahora el grupo más grande del mundo de jirafas del África Central (Giraffa camelopardalis antiquorum), una subespecie en peligro crítico de extinción de la cual solo quedan 1400 individuos en estado salvaje y menos de cien en zoológicos de todo el mundo.

En su hábitat natural, las cifras son alarmantes: los científicos de la UICN clasifican a las jirafas en la categoría de «especie vulnerable», con diferentes estados según las ocho subespecies. La jirafa de Kordofán y la jirafa de Nubia están en «peligro crítico» de extinción, con 1400 y 450 individuos respectivamente. La jirafa reticulada y la jirafa Masai están clasificadas como «en peligro de extinción». La población de esta última ha disminuido un 88 % en algunos condados de Kenia, como Narok y Kitui.

En 2016, cuando la UICN decidió clasificar a las jirafas entre las especies vulnerables en su lista roja, la noticia fue recibida con relativa sorpresa. La evaluación anterior de 2010 las consideraba todavía como «preocupación menor». El gigantesco animal sigue siendo bastante común en los parques y reservas, dando la impresión de ser una especie aún abundante. Sin embargo, su número ha disminuido un 40 % entre 1985 y 2015. Los científicos hablan a menudo de una «extinción silenciosa» porque el declive ha sido muy lento pero significativo.

En su última evaluación, publicada durante la COP28 en diciembre de 2023, la UICN destacó el impacto de los cambios climáticos en la biodiversidad. Bajo la presión del crecimiento demográfico, su hábitat sigue fragmentándose. Las jirafas también son cazadas por sus huesos, cerebro o colas, a los que se les atribuyen virtudes terapéuticas contra el sida. Su cola también se utiliza como amuleto de la suerte. En la República Democrática del Congo (RDC) y en otros países de su área de distribución, los conflictos armados fomentan la caza furtiva y comprometen seriamente los esfuerzos de conservación.

El Bioparc, en asociación con organizaciones de conservación e instituciones gubernamentales, desempeña un papel crucial en la preservación de las jirafas. Al ofrecer un entorno seguro y adaptado, el Bioparc contribuye a la reproducción y conservación genética de estos fascinantes animales. Cada jirafa nacida aquí es una esperanza para el futuro de su especie.

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