En julio de 2019, Helen Castell publicó un artículo sobre el rápido crecimiento de la inversión agrícola en África. En el artículo también se destacaron los efectos y las preocupaciones por el aumento de las inversiones debido a la pérdida de empleos y tierras en muchos países africanos. En 2018 se elaboró un plan para ayudar a África a alcanzar la seguridad alimentaria para 2030, lo que exigirá un aumento de la utilización de las tierras privadas o de los pequeños agricultores.

Muchos medios de comunicación han acusado a los inversores de «acaparamiento de tierras», es decir, la adquisición de tierras a gran escala por grandes empresas. Esto lleva a problemas ambientales, económicos y sociales. Se ha acusado a las entidades de apoderarse de más de 6 millones de hectáreas de tierra en todo el continente africano. Según un estudio de la Universidad John Hopkins, esto es una exageración. Apenas el 4% de esta cifra, es decir, 252.901 hectáreas de tierra, han sido reconocidas como acaparadas. Aunque esto es sólo un pequeño porcentaje de lo que se dijo originalmente, muestra que de hecho hay una apropiación de tierras en todo el continente.

Además, algunos agricultores han planteado inquietudes en esferas en las que hay inversiones agrícolas. Aunque la inversión en el tabaco en Zimbabwe ha tenido éxito, algunos inversores, según se informa, han solicitado préstamos después de un período de sequía y malas cosechas. Muchos agricultores locales han indicado que, aunque algunas tecnologías son más baratas que las de Occidente, siguen representando un alto costo para las personas que tratan de mantener sus tierras. Mientras se cuestionan los nuevos planes y acuerdos, Castell dijo que es difícil saber exactamente cómo estas grandes inversiones agrícolas están afectando a los países africanos, pero los aspectos destacados publicados han sido cuestionados. En nuestro libro «La Fin des Terres», con André Aschieri, en 2010 destacamos la desaparición del patrimonio natural en África y la situación no hace más que empeorar. De 1970 a 1980, los inversores fomentaron la creación de agrocombustibles en el Senegal, que rápidamente se convirtió en una apropiación de tierras y en una pérdida de suministro de agua y de disponibilidad de tierras para los habitantes. Si bien el plan de 2030 para ayudar a África a lograr la seguridad alimentaria puede aumentar el empleo y contribuir a poner fin al hambre, también existe un enorme nivel de incertidumbre en cuanto a cómo y cuándo estas inversiones afectarán realmente al continente.

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